Si nuestra intención es elegir un gato como animal de compañía y vivimos en el espacio reducido de un piso, tal vez la mejor opción sea la de un gato persa. El gato persa es un animal dulce que tiene, además, un temperamento pacífico y tranquilo. Hay quien, arrastrado por una vena algo poética, lo ha calificado de ‘tigre de sofá’, sobre todo por su aparente indolencia. Su estatismo recuerda al de un muñeco, tan inmóvil como uno de peluche.
El gato persa es muy dormilón, inexpresivo y observador atento y con frecuencia da señales de desear las muestras de afecto de sus compañeros humanos. Si lo que buscamos es una animal tranquilo, habremos dado en la diana con el persa, porque, por ser pacífico, hasta parece haber perdido su instinto cazador que resulta un problema con otras razas de gatos. Las ganas de cazar de otros gatos ponen de los nervios a sus cuidadores que se las ven y se las desean para mantener el orden en casa.
Pero, ¿qué cuidados específicos debe tener el gato persa en cuanto a su alimentación? Un gato persa adulto debe tener su alimento disponible en su lugar preferido, aunque su ‘plato’ no debe ser muy profundo porque es un animal que tiene un hocico ancho, peludo y muy plano y le cuesta comer en espacios cerrados. La boca del gato está prácticamente a la altura, y en el mismo plano, que sus ojos, por lo que un comedero muy hondo podría también ser motivo de infecciones oculares.
Los gatos persas apenas tienen movilidad y los expertos ni siquiera sugieren ejercicio para mantenerlos motivados y ágiles, como sucede con otras razas, por esa razón el esfuerzo de sus cuidadores deberá ir orientado a la consecución de una alimentación equilibrada que evite que el gato aumente de peso de forma incontrolada.
Otra cosa que tenemos que tener en cuenta es que, el persa, como otros gatos, puede tener intolerancia a la leche, que se traduce en diarreas que pueden debilitar al animal si son persistentes y, en consecuencia, poner en riesgo su salud.
Los piensos que se comercializan en tiendas especializadas en alimentación para gatos persas reúnen todos los nutrientes y complementos vitámínicos que necesita esta raza. Es común, por ejemplo, que los piensos para gatos persas contengan principios activos como el aceite de borraja, EPA y DHA, grasas naturales y biosaludables, y algunas vitaminas muy concretas para intensificar la suavidad y el brillo del pelaje.
La higiene bucodental queda a salvo en el gato persa caracterizado por esa escasa movilidad, con el añadido de fosfatos de sodio, que, como quelantes de calcio, contribuyen a ralentizar la formación de depósitos de sarro en la boca del animal.
Los piensos para gatos persas aportan también proteínas facilmente digeribles y el aporte de semillas de psyllium, que tienen fibras no solubles que absorven el agua; así como fructo-oligosacáridos, pulpa de remolacha, aceite de pescado y también arroz.
Uno de los beneficios de comprar comida específica para gatos persas en las tiendas de animales es que en su composición, tanto en alimentos húmedos en lata como en piensos, se cuida que los aditivos naturales ayuden a eliminar las bolas de pelo que tantas molestias ocasionan a los gatos persas en el tracto digestivo e intestinal. La excesiva cantidad de pelo que hace atractivos a estos animales es también un riesgo potencial para su salud. El pelo fino que lamen acaba depositándose y obstruyendo su sistema digestivo, ocasionándoles problemas de salud que a veces llegan a ser muy serios.
En consecuencia, una ayuda para mejorar el bienestar y la alimentación del gato persa es, sin duda, practicar un buen cepillado regular, con el que se reducirá el riesgo de la acumulación de pelo en su organismo, al tiempo que interactuamos con un animal muy entregado al tacto de los mimos. Ésa es su naturaleza.
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